El caso dio comienzo el sábado a la tarde, el pequeño Julián estaba jugando en la vereda a sólo diez metros de la entrada de su domicilio, en el cruce de las calles 520 y 191 del barrio Abasto de La Plata, cuando mediante engaños una mujer se lo llevó a bordo de un taxi. La doméstica al darse cuenta de lo sucedido, gritó y gritó desesperada su nombre, corrió hasta la cocina de la casa para dar la ingrata noticia.
No es posible dijo la madre después de escucharla, se dirigieron presurosas hacia la calle y exclamaba envuelta en llanto -¡Se han robado a mi hijo! Azoradas pidieron ayuda a los vecinos y rezando fueron hasta la comisaría.
Allí contaron lo acontecido con su chiquito de tres años. El vecindario indignado se iba agrupando frente a la dependencia policial, no podían permitir tanta maldad. No podían creer que en cuestión de minutos desapareciera el pequeño.
La realidad es superior a lo imaginado, Julián volvió llorando desconsoladamente, el pequeño cerraba los ojos sin comprender lo sucedido, sólo con tres años le tocó vivir la pesadilla de una apropiación ilegal.
Nota: Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.