Batalla de Suipacha – Parte 9 (La vida en la campaña bonaerense)

La población al interior del Río Salado era escasa. Se distinguían los españoles que poseían bienes raíces, los criollos de sangre indígena y española, ejercían todo tipo de actividades y estaban excluidos de la función pública y los nativos que realizaban tareas pesadas, rurales o domésticas.
La posibilidad de malones, la ausencia de caminos y medios de transporte, entorpecía el crecimiento de la población en la zona rural. El paso de las pesadas carretas formaban profundas zanjas en época de lluvias. Tanto en las estancias como en los ranchos había un aljibe para recoger agua de lluvia y algún árbol de sombra para la rueda del mate. Las estancias tenían huertas y montes que surtían de verduras, frutas y leña a sus ocupantes. La agricultura no prosperó, las tareas del gaucho en el campo, eran la yerra, la doma de potros salvajes en donde les agradaba mostrar su destreza.
Su único lazo social lo constituían las fiestas campestres: el juego del pato, las carreras de sortijas y los bailes al compás de la guitarra española. Las pulperías eran pequeñas tiendas de campaña, similares a las despensas y despachos de bebidas, eran el centro de reunión del vecindario los fines de semana. En ellas se anoticiaban de extravíos de animales o de la presencia de gatos salvajes o jaurías de perros cimarrones.
Por tierras de Suipacha en el año 1823 fueron perseguidos por el capitán Rauch y Carbajal hasta Bragado una fracción indígena, autora de un feroz malón, en esa oportunidad se recuperaron 10.000 vacunos.
Transcurridos 10 años de la creación del Partido de Suipacha, el matrimonio Basilio Labat-Rosario Suárez decidió fundar el pueblo cabecera del Partido en terrenos de su propiedad, cerca de la  estación ferroviaria Freire. El 16 de julio de 1875 fallece Basilio Labat.
El 24 de septiembre de 1875 quedó concretada la fundación del pueblo de Suipacha por decisión del gobernador Carlos Casares y autorizó la firma de la escritura ante el escribano general de gobierno Dr. Antonio Iriarte.

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