El surgimiento de líderes femeninas, se ha visto rodeado de circunstancias muy particulares. En ocasiones, una mujer común se convierte en una líder política a nivel nacional. En otros casos, las mujeres surgen como líderes en asociación a la labor de sus maridos, padres o hermanos cuando estos son líderes prominentes. Quien lee la historia de Juana Azurduy de Padilla, potosina de nacimiento, no podrá dejar de derramar algunas lágrimas; recordada guerrera argentina boliviana por la independencia de latino – américa. Hija de una respetable familia del Alto Perú, conocedora de la historia y costumbres de su tierra, sobre todo del sufrir de los indios aymará y quechua. Nació el 12 de julio de 1778 en Potosí (Bolivia) y murió el 25 de mayo de 1862 en total estado de indigencia, pasó a la historia con el nombre que la llamaba su pueblo: “la flor del alto Perú”
Fue una líder revolucionaria por excelencia, entregó propiedades y dinero, se une a la guerra de la independencia nacional cuando es muerto su esposo en combate, a partir de ese momento asume la comandancia militar en el paraje La Laguna, hoy Bolivia, hablaba perfectamente latín, español, quechua y aymará. Se educó en su juventud en el Convento de Santa Teresa de Jesús de Chuquisaca, universidad a la que concurrían muchos patriotas argentinos por aquel entonces. Tuvo el honor de combatir bajo el mando de los generales Manuel Blegrano y Don Miguel Martín de Güemes. La guerra le arrebató cuatro hijos, que eran soldados que luchaban por la independencia.
¿Qué más puede dar una madre a la Patria?
Lo que la transporta a una dimensión mayor, es haber combatido embarazada del quinto hijo, que nació nena. Compartió el dolor de Belgrano en el desastre de Huaqui, lo acompañó en la batalla de Ayohuma. Estas derrotas le valieron la confiscación de todos sus bienes, propiedades, sembrados y ganado. Perdió todo en manos de los españoles. Para asombro de muchos llegó a reunir una fuerza militar de 10000 hombres, inédito para la época y para una mujer, había escasez de soldados. Cuando sus tropas fueron diezmadas y por falta de ayuda del gobierno de Buenos Aires, se replegó a las sierras iniciando la guerra de guerrillas, siendo auxiliada entonces por los gauchos de Güemes.
El gobierno de Buenos Aires, presidido por Juan Martín de Pueyrredón, la eleva al rango de Teniente Coronel del Ejército del Norte. Tal fue la satisfacción de Manuel Belgrano, que en reconocimiento a su heroísmo le regala su sable que lo había acompañado en todas sus batallas; esta formidable mujer no dudó nunca en dejar su tranquila vida social por la rigurosidad y peligros de la vida militar.
En 1826 en la batalla de Laguna, cae herida, resiste cuanto puede, huye y se refugia bajo la protección de las tropas de Miguel Martín de Güemes, este fue otro de los generales argentinos que le rindió admiración, la ayudó con dinero y armas, pero al morir Güemez cae en la pobreza, porque tanto el gobierno Argentino como el de Bolivia, le sacan la única pensión ganada en el campo de batalla. Pobre y sola, vaga por los montes del Chaco.
Qué ingrata fue la sociedad argentino boliviana, ella dio todo por la patria, murió pobre y harapienta, sin pensión y la enterraron en una fosa común sin honores militares. Esta sí que fue una mujer que luchó sin pedir nada. Perdió todo por la Patria. Quiera dios que sirva su ejemplo a las nuevas generaciones de argentinos. Ahondando en nuestra historia encontraremos nuestro camino de salida.
Han transcurrido ciento noventa y nueve años del inicio de la guerra de la Independencia Nacional, ha ingresado al Senado de la Nación el pliego de ascenso de Juana Azurduy a generala del Ejército Argentino, tan loable iniciativa corresponde al Ministerio de Defensa que ha querido rendir un postergado homenaje a la aguerrida mujer que comandó las luchas por la independencia en lo que entonces era el Alto Perú. Este demorado reconocimiento al papel que jugó la mujer en el campo de batalla es también un homenaje a los que dieron su vida por la libertad. El Ministerio de Defensa ha comunicado que se le rendirá un tributo de carácter binacional en la ciudad de Sucre (Bolivia) con la presencia de los mandatarios de ambos países.
Esta sí que fue una mujer que luchó sin pedir nada. Perdió todo por la Patria. Quiera dios que sirva su ejemplo a las nuevas generaciones de argentinos. Ahondando en nuestra historia encontraremos nuestro camino de salida.