Se despierta mi interés por conocer más sobre Pedro Annaratone, cuando recibo un mensaje de Cecilia Simón en abril del 2014, que me contaba que estaba preparando una tesis sobre los soportes visuales que usó Florentino Ameghino en sus trabajos.
Pedro Annaratone, nació en Italia en el año 1841. Al momento de ser censado en 1895 en Buenos Aires, era soltero y tenía cincuenta y cuatro años de edad.[1]
Cuentan las crónicas, que en 1870 cuando Ameghino recorría las barrancas del río Luján, iba acompañado de un italiano, cuya misión era excepcionalmente importante, recogía con su cámara los diferentes hallazgos. La habilidad y sabiduría de éste técnico, se volvían trascendente para el correcto inventario de los objetos y restos fósiles recuperados.
Éste hombre, fue el encargado de tomar las fotografías que acompañaron a uno de los primeros trabajos de Florentino Ameghino, denominado “Noticias sobre antigüedades en la Banda Oriental” en el año 1877 y fue una de las personas que colaboró con dinero para su estadía en Francia entre 1878 y 1880.
La especialista universitaria Cecilia Simón[2] ha extraído de la lectura de la correspondencia y publicaciones científicas de Ameghino, que mantenía amistad desde 1870 con Larroque, que era otro coleccionista de restos fósiles pampeanos. Fue uno de los primeros en colaborar con Ameghino y en facilitarle materiales de su colección armada con piezas encontradas en el río Areco.
Continúa Cecilia Simón, diciendo que se deduce de cartas de 1888, que Annaratone entendía y se interesaba por los restos fósiles, por esa razón había sido invitado a visitar la colección de Larroque. Las fotos, habían sido publicadas por la imprenta “La Aspiración de Mercedes”.
Para concluir con este relato, en 1874 cuenta uno de los dos periódicos de Mercedes, que el fotógrafo Pedro Annaratone había sacado cuatro fotografías de un pez que caminaba a veces y nadaba otras, media unos veinte centímetros de largo, tenía una cabeza de huesos grandes, largas aletas, grandes escamas, largas y afiladas uñas, fue encontrado en El Remanso, en las aguas profundas del río Luján. En septiembre de 1875, en los diarios “El Pueblo” N° 187 y “La Aspiración” N° 7, ambos editados en Mercedes, donde a la sazón residía Florentino Ameghino, mencionaban que era ayudante en una escuela de varones. Tiempo después de su muerte, al colegio comercial de Mercedes le imponen su nombre que aún conserva.
La primera botica[3] en Suipacha fue abierta por Pedro Annaratone, en el edificio que perteneciera a Salvador Prellezo, ubicado en la esquina formada por las calles Belgrano y San Lorenzo[4]. Aún hoy, se puede observar a simple vista grabado sobre el mármol de la vidriera la palabra “farmacia”. La citada fue abierta en el año 1877 y transferida en 1880 al boticario José Manera.
Es posible que durante su estadía en Suipacha entre 1877 a 1880, haya revelado información sobre sus continuas excursiones a orillas del río Lujan y sus afluentes, en nuestro caso del senil arroyo Los Leones que, con El Durazno y El Cardoso dan origen al río Luján.
Gracias a la tesonera labor de la ex – directora del museo y actual presidente de la biblioteca de Suipacha, señorita Patricia Rionda, se han inventariado lugares y clasificado restos fósiles encontrados en el arroyo Los Leones, para que sean estudiados por la ciencia. Asimismo, ha aportado su opinión para el relevamiento satelital con el fin de identificar yacimientos fósiles. La última extracción data de 1995, en el cuartel VII del Partido de Suipacha.
[1] Familysearch – Microfilmación Search N° 724892, Carpeta Digital 004149123
[2] Cecilia Simón – Universitaria Arqueología y Prehistoria – Intercambio de correspondencia 12 y 15 de abril de 2014.
[3] Boticario: prepara y expende medicinas en base a la combinación de productos naturales para conservar la salud.
[4] Reseña de comercios y afines – Apuntes p/la Historia del Partido y Ciudad de Suipacha”- Arístides M. Testa Díaz – Suipacha, 1974